lunes, 30 de abril de 2012

T E M A 6 ________________


ANÁLISIS DEL DESARROLLO DEL DIBUJO ESPONTÁNEO EN LOS NIÑOS




En este tema encontramos una clara utilidad de la faceta artística en relación con la actividad docente. En concreto, a través del dibujo y la pintura, podemos apreciar multitud de matices e información enormemente útil de cara a la totalidad del proceso educativo.

Así, si nos fijamos en los dibujos que realizan nuestros alumnos podríamos sacar conclusiones acerca del estado psicoevolutivo en que se encuentran, si su grado de maduración es acorde a su edad, si carece de alguna habilidad perceptiva que debiera haber adquirido y otras cuestiones igual de relevantes.

Es muy útil en este proceso el concepto de esquema. Este es el patrón representativo que utilizan los niños frente a un objeto o imagen. Este patrón se va complicando cuanto mayor es la edad y grado de madurez del individuo. Los niños, muy pronto requieren representar una linea básica sobre la cual ubicar los objetos, que en el periodo de infantil se dibujan de forma aleatoria e inconexa. Otra cuestión es el uso del color que suele ser poco flexible. Asignan un color a cada elemento y rara vez lo varian o matizan, hasta que pueden percibir la posibilidad de mezclar tonos, cuando alcanzan una edad en torno a los 8-9 años. Otra característica es la regla de dibujar los personajes de frente, hasta los 7 años de edad. Los personajes se retratan frontalmete aunque solicitemos al niño que represente a los personajes manteniendo algún tipo de interacción, coversando por ejemplo.

Pero no es esta la única actividad o material útil para este análisis de madurez del niño. También podemos utilizar el modelaje con arcilla, o emplear diversos materiales de dibujo como: temperas, rotuladores, ceras,...

Son muchos los matices que podemos comentar pero, quizás lo más importantes sea esto. No debemos condicionar la actividad del niño. El fin de este enfoque está en motivar al niño, darle unas pautas mínimas para que tenga libertad, para que el niño se exprese de forma genuina. Esta espontáneidad será muy reveladora si el profesor es sensible a la información contenida en sus trabajos. Esta actitud, no sólo permitirá al niño crear e improvisar con su estilo propio sino, al final desarrollar su autoestima.

Evidentemente esta actividad no pesigue resultados de índole artística, entendida como la adquisición de una destreza determinada, sino de implicación del niño en la actividad, de promoción de una actitud positiva y proclive a la participación y autonomía.

Otra etapa de enorme interes es la preadolescencia. Esta se produce entre los 9 y 12 años.  Igualmente aquí, las disciplinas artísticas pueden ser una herramienta útil en el desarrollo del individuo.

En esta etapa el niño abandona los esquemas y su visión de la realidad, mucho más elaborada, se plasma en sus representaciones artísticas. Aparecen imagenes mucho más precisas, llenas de detalles y matices. Aparece la perspectiva y los dibujos lineales e hipertróficos de la edad infantil se antojan grotescos. Otro avance es la consideración cromática más perfecta. El niño es capaz de mezclar colores y distingue distintas tonalidades de un mismo color para perfeccionar sus representaciones.

Los sentimientos, autoafirmación y mayor autonomía del niño son elementos que hacen difícil el trato con los alumnos. Un docente habilidoso tratará de emplear estos elementos en su favor. Su necesidad de expresar sentimientos que son vividos con especial intensidad a estas edades, puede ser un motor para la implicación del niño en clase.

Los materiales, al igual que en las primeras etapas, deben ser apropiados y diversos. Otra constante a aplicar debe ser no coartar la expresividad del alumno y promocionar su capacidad par el trabajo en equipo. Esta cuestión es especialmente relevante, ahora que las relaciones sociales y su relación con el grupo pasan a ocupar un lugar preferente en la vida del niño.